todo especialista de esta categoría) más allá de la creación de una estructura acorde con las técnicas y los materiales de que disponemos y de los objetivos de resistencia y liviandad que nos proponemos, lo cual, de por sí agrega una buena cuota de "creatividad" a la mera copia, existe otro ingrediente muy importante, y es la "elección" del modelo que nos proponemos recrear o transformar en cacahuete.
A la luz de estas observaciones pues, vemos que la tarea de diseñar un cacahuete no es tarea tan pasiva o automatizada como pudiera parecer, sino por el contrario, una labor eminentemente creativa, a través de la selección del modelo que vamos a desarrollar y de las pequeñas modificaciones que en el introduciremos a los efectos de que resulte una maqueta voladora. Modificaciones estas que constituyen un verdadero compromiso con los opciones que nos brinda el reglamento que regirá las competencias y que por consiguiente deberá conocerse en detalle.
Y es precisamente en esta búsqueda selectiva, donde entra en juego todo este bagaje de conocimientos teóricos y prácticos a los efectos de evitar elegir un modelo, que por sus cualidades poco apropiadas, está condenado a tener, no obstante el inmenso esfuerzo de desarrollo que nos va a demandar su diseño muy pobres performances de vuelo.
El diseñador conocedor y experimentado, rechazará de un primer golpe de vista un ejemplo con pocas posibilidades y se interesará vivamente en otro que se las ofrezca.
Si observamos atentamente la planilla de resultados de una competencia de cacahuetes con intervención de verdaderos especialistas, observamos la persistente repetición de ciertos modelos que ya se han transformado en clásicos de la categoría, tales como Lacey M10, Fike E, Leningradec, Farman Moustique, Nesmith Cougar, Santos Dumont 14 bis, Waterman Mércury, Piper Vagabond y otros. La existencia de estos "monstruos sagrados" no significa otra cosa que el ojo clínico y buen olfato de sus diseñadores en la elección de un modelo, extraído del inagotable archivo histórico de la aviación.
Buen diedro, reducida carga alar, buenos brazos de palanca, hélices de gran diámetro, alto tren de aterrizaje, estabilizador generoso, fuselaje alargado y simple, buena cuerda alar y peso mínimo, constituyen el común denominador de estas bestias voladoras que hoy por hoy sobrepasan el minuto de vuelo con total facilidad.
En general, los aviones de vuelo libre, se regulan para volar en círculo. Los de exteriores, para acortar las "caminatas" de su recuperación, y los de interiores, obviamente, por razones del espacio limitado de que disponemos para hacerlas volar.
La regulación del vuelo en círculo no es cosa sencilla, especialmente cuando se trata de modelos con motores elásticos como son los cacahuetes. Quizá la mayor dificultad proviene de la variación del torque que suministra la goma motor en el trascurso de la descarga.
Puedo asegurar que es esta una etapa, en que el aeromodelista más avezado y conocedor de los fundamentos del vuelo, se sentirá ignorante y añorará conocer mucho más aún, para explicarse ciertos fenómenos aparentemente
Ulises Alvarez