Se llama así en aeromodelismo la modalidad consistente en la construcción de maquetes voladoras de 33 cm máximo de enveradura, o bién 23 cm máximo de fuselaje indistintantamente.
Se trata de una categoría que ha adquirido en las últimas décadas un impulso inusitado en ciertos países.
Hoy día sus certámenes se llevan a cabo exclusivamente en espacios interiores (estadios cerrados, gimnasios, etc.), Estados Unidos, Francia, Grán Bretaña, Bélgica, Polonia, Checoeslovaquia, Japón, han hecho de él un deporte popular hasta el punto que la organisación de un concurso de este tipo, en estos países , no es tarea fácil, si se tiene en cuenta que a ellos concurren 40 o 50 postulantes.
Aparte de estos países, se dan manifestaciones aisladas, en lo que podría llamarse un estado de desarrollo primario, en Méjico, Alemania, Argentina, entre otros, donde el limitado número de su cultores no impide ubicar entre ellos valores de talla, internacional como es el caso Marcos Molo en Argentina, Sub campeón Mundial 81 en West Baden Estados unidos, o Elorza en Méjico, o Benno Sabel en Alemania Federal, cuyas realizaciones han sido devulgadas por revistas y publicaciones especializadas.
El grado de desarrollo do este deporte en el mundo ha inspirado al digno representante británico de esta especialidad, Butch Hadland, para solicitar a F.A.I. (Federación Aeronáutica Internacional) la incorporación de esta modalidad a la jerarquía de competencia internacional FAI.
Quizá el principal escollo a vencer en esta etapa, será la definición de un reglamento adecuado.
No es esta tarea fácil ya que el doble puntaje, estático y dinámico característico de esta categoría, impulsa a los cultores e esta modalidad a inclinarse or una u otra característica de la misma, Esto es, la maquete impecablemente terminanda con todo lujo do detalles aunque ello signifique sacrificar en algo las performances del vuelo, o el monstruo volador, que en la actualidad tiene por meta sobrepasar los dos minutos de vuelo aunque para ello deba simplificar al máximo la presnetación de la maquete.
Asi aparece en Francia la doble modalidad competitiva de Concursos de Vuelos de maquetes a escala y Concursos de maquetes voladoras.
SE-5A : un peanut scale o cacahuete construido por Ulises Alvarez
Foto : Alejandro Alvarez
Los reglamentos respectivos favorecen en sus matices una otra tendencia, pero en ambas existe un "filtro" inicial. Esto es, en los concursos de Maquetas voladoras se exigirá una prueba inicial de aptitud de vuelo mínimo de 25 segundos, en tanto que en los concursos de Vuelos para maquetes a escala se exigirá una prueba inicial de suficiencia de puntaje estático determinado.
Frente a estas 2 tendencias extremas, subyace aún la idea del "equilibrio": una maquete finamente terminada con una gran performance de vuelo. He aquí el gran dilema para quien intente elaborar un reglamento equitativo. Y Butch Hadland ha tenido a mi juicio la divina inspiraci&oaciute;n de encontrar la fórmula del equilibrio, mediante este sencillo artículo : " El puntaje de vuelo (un punto por segundo) no podrá superar al puntaje estático". De este modo los monstruos volares deberán reunir claras condiciones para afrontar un concurso de belleza y las inmaculadas maquetes de vitrina deberán aligerar su masa para conquistar en el aire los puntos imprescindibles para lograr una buena clasificación.
Ganará entonces el competidor más equilibrado, aquel que mejor resuelva el compromiso entre la fina terminación y la grán performance de vuelo.
Quienes no hayan transitado por esta interesante categoría ignoran hast qué punto este último concepto constituye la "esencia" o el "alma" de este arte. Pongamos algunos ejemplos ilustrativos : una "rueda de rayos" de las que usaban los llamados "pioneros", aquellos aparatos comprendidos entre los orígenes de la aviación y 1914, puede elaborarse de muy diferentes materiales. Lograr una rueda de un gramo o más no es tarea dificil si se conoce la técnica, pero lograrla en 0,06 gr es todo un desafío de artesanía.
Presentar una maquete finamente terminada con enduido y vistosos colores en pintura celulósica, adicionando varios gramos al peso estructural, es una prueba de prolijidad, pero no más, en esta categoría al menos. Decorar una maquete en vistosos colores sin adicionar una sóla fracci&ocute;n de gramo a la estructura, es una prueba de ingenio artístico típica de este género.
Estructurar un alas, de tal modo que resulte indeformable al alabeo y resistente a la flexión y a los impactos probables no es tarea difícil si no nos imponemos límites de peso. Pero lograrla en 0.7 o 0.8 gramos significará toda una larga experiencia de tanteos de resistencia y minucioso pesaje de los materiales a utilizar.
Reproducir motores, cilindros radiales, caños de escape, armas de guerra, figuras humanas, carenados de rueda, acordamientos carman, carcasas de motores radiales, radiadores, tomas de aire, cabinas vidriadas, tnaques de combustible y los mil y un detalles propios de una maquete de vitrina, puede ser una tarea más o menos minuciosa, propria de todo buen maquetista. Pero realizar todos estos detalles sin que en su conjunto excedan el medio gramo, ya es una prueba de ingenio.
Tal es hoy por hoy el grado de desarollo de esta interesante categoría de vuelo libre que promete, según Schandel, toda una autoridad en la materia, desarrollarse en un fituro cercano de más en más, hasta convertirse en una actividad autenticamente popular.
Hay razones, a mi juicio, que avalan esta espectativa, y quizá, la más importante constituye une verdadera paradoja : por un lado su bajo costo y fácil divulgación hacen de ella un actividad accessible a todo público, incluso al principiante, y por otro, su "dimensión" no tiene límites para el apasionado especialista que quiera hacer de ella un verdadero apostolado, ya que en cada realización, las posibilidades de superarse son infinitas, constituyendo un verdadero desafío a la precisión, ingeniosidad, destreza manual y conocimiento aerodinámico.
Dicho en buen romance, he aquí una actividad accesible al más tierno, y capaz de sacarle canas verdes al más bigotudo.
Ulises Alvarez